Una de las características más singulares de a Coruña, con respecto a la oferta de otras ciudades, es su pasado arquitectónico relacionado con las corrientes progresistas de finales del siglo XIX y principios del XX. En 1883 el Ayuntamiento pondrá en marcha la ampliación de la ciudad con el Ensanche, que ocupa las calles actuales de Juana de Vega, Picavia, Feijoo, Plaza de Lugo y Plaza de Pontevedra.
La burguesía local, enriquecida con el comercio ultramarino, construyó en este espacio lujosas residencias que imitan las de Viena, París y Berlín, y que mostraban su prosperidad económica y cultural al exterior. Era esta su manera de diferenciarse de la vieja aristocracia herculina, que seguía habitando la Ciudad Vieja en vetustos caserones sin galerías y con habitaciones oscuras y mal aireadas, de espaldas al mar. La mayoría de los edificios modernistas pueden encontrarse en el primer Ensanche de la ciudad, pero existen también muestras de este estilo situadas en alguna de las calles históricas de la ciudad, como la Calle Real, la Calle de San Andrés, la Avenida de la Marina, los Jardines de Méndez Núñez, Panaderas y Orzán. Es asi como La Ciudad de la Coruña se la conoce como la Ciudad de las Cristaleras.
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